
Tus dientes penetraban fuerte mi delicada piel mientras yo desesperadamente trataba de escapar. Me sujetaste con fuerza y halaste de mi cabello dejando el cuello descubierto. Lo miraste con lujuria, te mordiste los labios y huiste rápidamente.
Café & cigarros, insomnio, tiempo mal organizado, rosas y dulces, momentos felices con un toque de melancolía. Esto es lo que me acompaña después de aquella noche. No puedo sacar de mi mente tu mirada lejana y frustrada, tus venas brotadas y aquella fuerza con que me sostenías, todo se quedo plasmado en mi memoria como un perturbador recuerdo.
Quisiera sacarte de mis sueños, preguntarte el por qué, porque me heriste y te fuiste sin explicación. Espero que regreses… O no.
Me despertaste con suaves caricias. Al abrir mis ojos pude notar en ti esa mirada lejana y frustrada que tanto me aterra, acompañada de una macabra sonrisa y un punto de ansiedad. Como pude me zafé de ti, corrí hasta la cocina buscando algo punzante; en medio del pánico solo pude ver un cuchillo en el lavaplatos. Al voltearme estabas allí, viéndome deseosamente, saboreándote los labios… era asqueroso.
Volviste a sujetarme fuerte, intente clavarte el cuchillo pero mis esfuerzos fueron en vano. Te alimentaste de mí una y otra vez, quede totalmente débil, apenas podía parpadear. Con el 5% de energía que quedaba en mi ser me arrastre hasta la puerta, me puse de pie, la abrí, y pegue el grito mas angustiante de toda mi vida… de inmediato saliste… ¿aun quieres más? Pero que niña tan valiente... Me agradas-. -¡Déjame en paz hijo de puta! ¡Eres un miserable bastardo!-dije aquellas palabras entre llanto y tos, estaba muy débil… a una delgada línea de mi fin.
Corría y corría desesperada, buscando alguna ayuda. El me perseguía con aquella mirada penetrante y de terror, yo solo corría y corría sin pensar en más nada que salvarme. La carretera estaba inhóspita, todos estaban encerrados en sus casas sin asomar ni una pestaña. Creo que sabían lo que ocurría. Solo veía un largo camino con luces titilantes a los lados, árboles y uno q otro animal, no sentía ni observaba ningún rastro de aquel fenómeno que me seguía pero sabía que él estaba cerca, no lo sentía ni veía, pero sabía que estaba cerca de mí.
Mi corazón comenzó a latir fuerte, mis nervios se crisparon, mis vellos estaban de punta y mis piernas solo corrían sin parar. No entendía nada, el pánico se había apoderado de mi cuerpo, sentía que él estaba en todos lados, que me veía y se reía de mí… jodida mente humana.
Todo estaba totalmente obscuro, ni luna se veía, el cielo estaba nublado y como un poco rojo. Ya no podía más y me oculte en el patio de una casa al final de la calle, para mi desgracia no había nadie en ella, nadie ni nada. Solo una casa vacía y quizás más inhóspita que la calle. Como pude me escondí y trate de calmarme un poco. Escuché un golpe fuerte al piso y luego unos pasos… era él, estaba allí, ¡me había encontrado! Mis nervios volvieron a estallar y mis manos temblaban, sentí que la vida paso por delante de mis ojos… el terror había dominado mi cuerpo...

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