Vacía


El aroma de las rosas penetraba en el ambiente con cierta dulzura haciendo que hasta el rincón mas pequeño de aquella habitación tuviera vida y claridad. Pero yo era inmune a aquel aroma tan grato. Mis manos rasgaban fuerte el suelo, mi mente corría y corría hasta toparse contra un muro una y otra vez, mis ojos lloraban y mis labios… mis labios simplemente no se movían. Estaba tan angustiada y atemorizada por lo ocurrido que no permitía que las cosas hermosas entraran en mi fuerte burbuja.

Si yo la mate, tome un cuchillo y la mate. Siento su sangre en mis manos y recuerdo perfectamente su mirada sin fijación alguna deseando desesperadamente que todo sea un sueño. Yo temblaba, no podía controlar el temor que sentía. Cada uno de mis temores se había vuelto momentos felices que quisiera tener delante de lo que había pasado. No sentía los pies, las piernas me temblaban y mi boca estaba muda. Ni uno de mis más preciados recuerdos pudo alegrarme el momento.

Correr. Es lo único que pude hacer. Correr mientras estaba inmóvil. Mi vida estaba deshecha, mis sueños rotos y mi conciencia sucia pues había asesinado lo más importante de mi vida. Mi alma.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Muyy hermoso :D

Publicar un comentario

Libertad de expresion.